ABSTRACT

Las corrientes que han impulsado los trabajos de regionalización han sido diversas a lo largo de la Historia, variando en función del significado asignado a la idea de región y del escenario geográfico en el que se han desarrollado. Sin embargo, podemos decir que el sentido final de la mayor parte ha sido la promoción del desarrollo de los territorios, de las actividades que en ellos tienen lugar y, en definitiva, la mejora de las condiciones de vida de sus pobladores. Esta premisa básica lleva a plantear algunas preguntas como cuál es el tipo de región y de regionalización necesarios para fomentar el desarrollo, qué tipo de proceso hay que seguir para llevar a cabo esa regionalización, o cuáles son los aspectos básicos que lo regulan. Para responder a estas cuestiones se parte de la siguiente proposición: frente a una visión estática de la delimitación territorial, se considera a la región como una construcción social en permanente evolución. Así, la regionalización puede ser entendida como un proceso dinámico, y como tal susceptible de ser guiado o impulsado por instrumentos que promuevan las condiciones institucionales, políticas y sociales adecuadas. Esta hipótesis surge al observar el efecto que ha tenido la Política Regional de la Unión Europea en sus regiones, e impulsa el objetivo central de la presente investigación: la elaboración de un modelo general que aporta, desde la experiencia europea, los elementos básicos para la articulación del proceso de construcción regional con el proceso de aprendizaje de las instituciones involucradas en la gestión del desarrollo. Para valorar la oportunidad y utilidad del mismo en otros escenarios se realiza su aplicación a un primer estudio de caso. Para ello se selecciona el ámbito de América Latina, donde la actual sensibilidad en torno a las políticas de descentralización y el desarrollo con enfoque territorial ha multiplicado el interés por las propuestas relacionadas con el fenómeno regional. De forma concreta se realiza su adaptación a la República Oriental del Uruguay, país que por sus dimensiones puede considerarse como un laboratorio de ensayo, y en el que el modelo ofrece respuesta a una necesidad histórica de reajuste de la estructura territorial, y a la vez a una demanda actual de políticas para el desarrollo del Interior.