ABSTRACT

En los últimos 40 años, se ha producido un aumento de la oferta de energía alimentaria, pasando de 2280 a 2800 kilocalorías per cápita a nivel mundial. Sin embargo, son muchas las voces que denuncian que el aumento de la disponibilidad en términos per cápita ha venido acompañado de un aumento de la desigualdad en el reparto. Este artículo analiza hasta qué punto esta denuncia responde a un mito o a una realidad. Para ello, indicadores análogos a los que se utilizan para medir la pobreza de renta a escala de país – carencia energética (extrema o moderada), profundidad de la carencia o Índice de Gini – se utilizan para medir la disponibilidad de energía alimentaria, con lo que se analiza la evolución de la desigualdad en el reparto entre países.

Palabras clave: Seguridad alimentaria; disponibilidad de energía alimentaria; indicadores; desigualdad en el acceso.